El papel fundamental del sueño en el desarrollo infantil

19 agosto 2022

Las principales funciones de los bebés nada más nacer son comer y dormir. Tras nueve meses de gestación, al nacer nuestro hijo todavía debe desarrollar diferentes órganos y capacidades. El sueño es uno de pilares en los que se sustenta este desarrollo.

Tal y como explica el doctor Gonzalo Pin, director médico de la Unidad del sueño infantil de la clínica Quirón de Valencia, “la naturaleza le dedica mucho tiempo al sueño por una razón: es fundamental para el desarrollo cognitivo y para el desarrollo del sistema nervioso central, que es impresionante durante los primeros meses de vida”. Además, el organismo desarrolla una mayor cantidad de la hormona de crecimiento. Por ello durante las primeras semanas de vida, los bebés duermen entre 14 y 17 horas. Poco a poco irán aumentando las horas de vigilia, así como comenzarán a diferenciar el día de la noche.

La importancia del sueño en el bebé

Como ya se ha comentado, dormir es tan importante para los bebés como comer. De hecho, durante los primeros meses de vida prácticamente se despiertan únicamente para alimentarse. Al principio ellos solos van regulando su sueño en función de sus necesidades, pero conforme avanzan los meses, los bebés pasan más horas despiertos por lo que se hará necesario ir cogiendo ciertas rutinas de sueño para que el bebé logre disfrutar de todas esas horas reparadoras que todos necesitamos.

Dormir correctamente y las horas que necesitan los bebés favorece la segregación de una mayor cantidad de la hormona del crecimiento, suponiendo casi el 80% de la misma durante el sueño. Durmiendo va a madurar el sistema nervioso y regular el crecimiento de los órganos. Con ello se logra un correcto desarrollo emocional y se favorece el desarrollo de la memoria. Cuando descansan, los bebés (y en general los niños) tienen una mejor predisposición para el aprendizaje, aumenta la facilidad para hablar y la capacidad para asimilar el lenguaje. Hay que tener en cuenta que dormir bien previene desórdenes metabólicos como la obesidad infantil, y reduce el riesgo de desarrollar adicciones en la adolescencia.

A partir del tercer mes es recomendable ir marcándole la diferencia entre el día y la noche para que el tiempo más largo de sueño coincida con el periodo nocturno. Este hábito de dormir bien se aprende de los padres por lo que será necesario armarse de paciencia y seguir unas rutinas como pueden ser bajar las luces, poner música suave, leerles algún cuento… algo que le permita a los más pequeños saber que, cuando eso ocurre, es momento de dormir.

La importancia del sueño en el bebé

Fases y etapas del sueño infantil

Para entender un poquito más sobre la importancia del sueño del bebé y cómo duerme nuestro hijo debemos saber que el sueño infantil está dividido en cuatro etapas y que cada una de ellas dura aproximadamente 90 minutos, estás son la etapa del sueño REM (más liviano y corto) y el NO REM (más profundo y largo).

Durante una misma noche, los bebés van pasando por todos los ciclos, es decir, del sueño superficial al profundo. Conforme el bebé va cumpliendo meses, lo más normal es que los sueños REM vayan disminuyendo y que los NO REM vayan aumentando. Tras esos 90 minutos de sueño profundo, experimenta un estado de semialerta pero sin despertarse. Cabe destacar que es muy importante respetar esos intervalos sin interrumpirlos para que se conviertan en una costumbre y se vuelva a dormir sin problemas ni ayudas.

Cómo podemos ayudar a nuestro bebé a tener un sueño regular y seguro

Hay que tener en cuenta que para disminuir el riesgo de muerte súbita del lactante se recomienda acostarlo en su cuna boca arriba y que esta tenga un colchón firme, sin almohada ni objetos que puedan provocarle asfixia. Tampoco es recomendable abrigarle demasiado ya que los bebés no son capaces de autorregular su temperatura.

Respecto a las diferentes rutinas que se pueden seguir para que nuestro bebé adquiera una buena higiene del sueño están:

  • Realizar un baño relajante
  • Realizar un masaje con crema tras el baño
  • Ponerle ropa cómoda para dormir
  • Leer un cuento o escuchar algo de música clásica o relajante
  • Llevar al bebé a una habitación silenciosa y de temperatura agradable
  • Comenzar las rutinas siempre a la misma hora a ser posible
  • No ver la televisión y jugar a juegos que les activen