Estando ya en los últimos meses de embarazo, muchas son las dudas a las que se enfrenta la futura madre. Los últimos preparativos se juntan con las preguntas tan típicas como ¿Qué debo llevar al hospital?, ¿Qué se nota cuando te pones de parto?, o ¿Qué pasa si se rompe la bolsa de agua y qué hay que hacer? Como siempre, lo importante es mantener la calma.
Respecto a esta última pregunta, es importante saber que la bolsa del líquido amniótico puede romperse antes, durante o después de que haya comenzado el trabajo de parto. Sin embargo, las dudas aparecen cuando se rompe antes del parto y, sobre todo, dependiendo de en qué semana ocurre.
La bolsa del líquido amniótico, también conocida como fuente, envuelve al bebé desde el inicio del embarazo. Hay que saber que el líquido se sigue produciendo a pesar de que se haya roto aguas, como comúnmente se conoce a la rotura de la bolsa, por lo que aunque esto suceda ni el bebé ni la madre están en peligro. A diferencia de lo que se cree o lo que las películas han mostrado, no se tiene porque comenzar a chorrear agua cuando la bolsa se rompe y las sensaciones que se tienen son muy diferentes dependiendo de cada mujer.
¿Qué pasa si se rompe la bolsa de agua y qué hay que hacer?
Cuando la bolsa del líquido amniótico se rompe pueden pasar varias cosas. Bien que la mujer note ese ‘famoso’ chorro de agua caliente salir; puede que note un hilillo de agua por la pierna o, incluso, como si un globo explorara y saliera el agua. También puede ocurrir que las contracciones del trabajo de parto comiencen y no se haya roto aguas por lo que la matrona o ginecólogo procederá a romper la bolsa mediante un tacto vaginal y una lanceta. Este procedimiento se llama amniorrexis artificial y su objetivo es conseguir que la cabeza del feto baje y presione el cuello del útero para que las contracciones sean más eficaces.
Semanas y color
La semana en la que se encuentra el embarazo y el color de esas aguas es importante. Comencemos por las semanas:
- Los casos más delicados son los que suceden antes de la semana 34. Hay que acudir inmediatamente al médico u hospital. Si no existen señales de infección, es probable que el médico retrase el trabajo de parto y recomiende reposo absoluto.
- Si ocurre entre las semanas 34 y 36, también hay que acudir al médico u hospital enseguida. El médico puede recomendar inducir el parto ya que puede existir cierto riesgo de que la madre pueda contraer una infección.
- Si la rotura se produce después de la semana 37 de embarazo el trabajo de parto ha comenzado, aunque pueden pasar más de 12 horas hasta que realmente comienza a nacer el bebé, por lo que se debe acudir al hospital. Sin embargo, dependiendo de cómo sean esas aguas se puede acudir con más calma.
Como ya se ha comentado, la prisa por acudir al hospital dependerá del color ya que la madre continuará produciendo líquido por lo que el bebé nunca se va quedar ‘seco’ como se creía antiguamente.
- Si el color es color amarillento, verdoso o negruzco implica que el bebé ha expulsado el meconio, es decir, que ha realizado su primera deposición. Con ello se corre el riesgo de que la inhalarla y se le obstruya parcial o completamente las vías respiratorias (lo que se conoce como síndrome de aspiración meconial). Por ello hay que acudir sin demora al centro médico.
- Si el líquido es trasparente o ligeramente amarillento no hay que preocuparse, todo va bien y lo normal es que las contracciones comiencen en las horas siguientes. En este caso da tiempo a darse una ducha (nunca un baño), asearse, coger todo lo necesario y acudir tranquilamente. Es recomendable no dejar pasar más de 12 horas desde el momento en el que se rompen las aguas.
Cómo saber si se ha roto aguas
Llegando estas últimas semanas de embarazo, en ocasiones, se puede confundir algunas perdidas de orina. Es por ello que para comprobarse se puede contraer los músculos de la pelvis y, si se trata de orina, el flujo cesará. Sin embargo, si no se detiene estaremos ante una rotura de fuente o bolsa de agua.
Otra forma de reconocerlo es cambiarte de ropa interior y comprobar si se humedece. Además, hay que recordar que el líquido amniótico no tiene color ni olor.