Consejos para dormir bien durante el embarazo

7 mayo 2015

¿No descansas correctamente? La Sociedad Española de Sueño (SES) estima que hasta el 70% de las gestantes padecen algún trastorno del sueño, por lo que se trata de una circunstancia frecuente que no afecta ni a tu salud ni a la del feto, pero que provoca que te sientas fatigada la mayor parte del día.

Durante el primer trimestre del embarazo, experimentas cambios fisiológicos, físicos y hormonales que provocarán una somnolencia excesiva o incluso insomnio. Es durante los primeros meses cuando el cuerpo comienza a funcionar a toda marcha para dar lugar a una nueva vida. Tu corazón trabaja más de lo habitual y el organismo produce más sangre para poder enviar nutrientes al bebé que está en camino. Tampoco hay que subestimar la revolución hormonal que vive tu cuerpo: el incremento del nivel de progesterona también se asocia a un incremento del cansancio y la somnolencia.

¿Estás en el segundo trimestre de la gestación? ¡Enhorabuena! Lo habitual es que ya te hayas adaptado al cambio hormonal y no tengas tanto sueño. Este es el llamado el trimestre feliz en el que, con suerte, habrás superado todas las molestias iniciales y estás pletórica y llena de energía. ¡Aprovéchalo!

Durante el tercer trimestre, sin embargo, a los evidentes cambios físicos se suman las molestias derivadas de los movimientos fetales, la lumbalgia o el incremento de la frecuencia al orinar. Por ello, durante esta última fase  los despertares son más frecuentes y es probable que estés más cansada durante el día.

En cualquier caso: ¡No desesperes! Unos sencillos consejos pueden ayudarte a descansar mejor. ¡Toma nota!

  • ¡Cuida tu dieta! Evita grasas e hidratos de carbono, sobre todo dos horas antes de ir a dormir.
  • Practica ejercicio moderado , quemando energía llegarás a la cama más relajada.
  • Encuentra una rutina que prepare el momento del sueño: baño caliente, masaje, lectura…
  • Duerme cómoda: Una de las posturas más aconsejables es tumbarse de lado izquierdo, a ser posible con un cojín entre las piernas. De este modo, se evita que el útero presione el hígado y que los principales vasos sanguíneos se compriman y provoquen edemas.
  • Y por último: ¡tómate tus momentos! No estás enferma, pero sí embarazada: pide ayuda cuando lo necesites y carga pilas si estás agotada. Cada momento de paz que tengas lo transmitirás a tu bebé.