El miedo a la oscuridad

22 junio 2016
Según algunos estudios, el miedo a la falta de luz en el dormitorio es habitual en el 26,9% de los niños de 3 y 4 años. Este es uno de muchos hábitos inadecuados que pueden perjudicar a la calidad del sueño de los más pequeños. Entre otros, también es frecuente la resistencia a ir a la cama y el miedo a dormir solo. Generalmente, estos temores pueden deberse a varios motivos como la relación de la oscuridad con pesadillas, la creencia de que las cosas malas ocurren en la oscuridad... Hay factores clave para que un niño duerma bien: la sensación de seguridad y que las circunstancias que están cuando se duermen como la almohada, su muñeco preferido, una manta o la luz siguen ahí al despertar. Según algunos expertos, la luz mientras dormimos puede afectar a la secreción de melatonina, hormona que nos induce el sueño. Pero si un niño tiene miedo, es más importante darle la seguridad que necesita para conciliar el sueño. Una buena opción sería comprar una luz tenue y suave, un quitamiedos que se conecte a los enchufes y podamos instalar cerca de su cama, suele dar buenos resultados. ¿Qué puedo hacer si mi hijo tiene miedo a la oscuridad? En algunos casos, la clave está en la decoración de la habitación. Elementos como los muñecos pueden cambiar su aspecto sin luz. Otro consejo muy práctico es leer un cuento antes de acostarse, elige cuentos sencillo, positivos y optimistas, que no le hagan pensar mucho. Además, expertos recomiendan jugar en la oscuridad durante el día. De esta manera, conseguimos que el niño se familiarice con la ausencia de luz de manera divertida. Además de estos tips para dejar a un lado el miedo a la oscuridad, es imprescindible seguir unas sencillas pautas conseguir unos buenos hábitos del sueño, tanto para los pequeños de la casa como para vosotros: 1- Establecer una rutina. Fijar un horario de sueño regular, acostándose y levantándose a la misma hora, dará grandes resultados. Con paciencia y constancia, ¡lo conseguiréis! En la medida de lo posible, se recomienda mantener esta rutina durante los fines de semana y vacaciones. 2- La cama, para dormir. Los expertos aconsejan utilizar la cama exclusivamente para dormir. Esto quiere decir que debemos evitar ver la televisión, jugar.. 3- Actividad física. Es muy importante practicar ejercicio diariamente, aunque no se recomienda practicarlo a última hora del día ya que esto puede provocar una sobreestimulación que no nos ayudará a conciliar el sueño. 4- Actividades relajantes. Hay ciertas actividades que pueden ser muy útiles para conseguir caer en los sueños de Morfeo más fácilmente. Por ejemplo, tomar un baño templado ayuda a relajarse, leer un libro, escuchar música suave... 5- Entorno favorable. La temperatura en el dormitorio será fundamental para una buena calidad de nuestro descanso. No hay peor enemigo del sueño que el calor. Eso sí, en verano, cuando las temperaturas aumentan, no hay que pasarse con el ventilador y aire acondicionado, sobretodo en la habitación donde duerme un bebé. 6- La cena, ligera. A la hora de cenar debemos evitar las comidas copiosas que producen digestiones pesadas e interfieren en nuestro sueño. Tampoco es aconsejable beber líquidos antes de acostarse para evitar despertares durante la misma para ir al baño. ¿Cuál es vuestra experiencia? Compártela con nosotros dejando un comentario :)